El oro sueña con ser tiempo.
Pero sólo es oro.
El tiempo es arte.
Pero el arte no sólo es tiempo.
El arte y el oro no suelen coincidir.
En el mismo tiempo.
foto; minas de oro de Rodalquilar, © o.m.
jueves, 22 de agosto de 2013
miércoles, 21 de agosto de 2013
El jardín iluminado
La flores de la Buganvilla.
Indiferentes al calor.
Alumbran la entrada al jardín.
foto: el jar´din© o.m.
Indiferentes al calor.
Alumbran la entrada al jardín.
foto: el jar´din© o.m.
jueves, 15 de agosto de 2013
Cristal líquido
Algunos días el mar se convierte en un gran cristal.
Uno entra como con miedo de romper algo, casi pidiendo permiso.
Un equilibrio líquido que implica a la tierra y al cielo.
A las rocas y a las plantas. A todos los seres vivos.
Las olas se han quedado en alta mar. Vendrán otro día.
Podemos mirar la superficie y el fondo a un tiempo.
Descubrir el cielo y nuestro propio rostro en el agua.
foto, Cala junto a la Playa del Arco, © o.m.
Uno entra como con miedo de romper algo, casi pidiendo permiso.
Un equilibrio líquido que implica a la tierra y al cielo.
A las rocas y a las plantas. A todos los seres vivos.
Las olas se han quedado en alta mar. Vendrán otro día.
Podemos mirar la superficie y el fondo a un tiempo.
Descubrir el cielo y nuestro propio rostro en el agua.
foto, Cala junto a la Playa del Arco, © o.m.
viernes, 9 de agosto de 2013
Un tiempo para mirar
Y también un lugar para escuchar.
Joseph Conrad, en alguno de sus libros, nos conduce a ese gran espejo que es el mar, modelado por vientos e hilos de tiempo. Toda una metáfora de la vida. Movimiento y quietud. Luz y oscuridad insondables. Olas suaves y violentas.
Entrar en el mar es muy diferente a bañarse en una piscina. Parece obvio, pero lo que más me interesan son las diferencias sutiles.
foto, en la playa del Faro del Cabo de Gata, © om.
Joseph Conrad, en alguno de sus libros, nos conduce a ese gran espejo que es el mar, modelado por vientos e hilos de tiempo. Toda una metáfora de la vida. Movimiento y quietud. Luz y oscuridad insondables. Olas suaves y violentas.
Entrar en el mar es muy diferente a bañarse en una piscina. Parece obvio, pero lo que más me interesan son las diferencias sutiles.
foto, en la playa del Faro del Cabo de Gata, © om.
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