Desde la mesa del jardín se ven los
tres picos de la Majada Redonda, una caldera volcánica a cuyo gran cráter se
puede llegar caminando a lo largo de la rambla de las Presillas Bajas; veinte o treinta
minutos entre agaves, palmitos, higueras y almendros en medio de un paisaje
espectacular.
El centro del cráter está considerado como uno de los lugares más silenciosos del Cabo de Gata. Merece la pena comprobarlo.
foto: © om
El centro del cráter está considerado como uno de los lugares más silenciosos del Cabo de Gata. Merece la pena comprobarlo.
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